La entrevista

Esa mañana salió a comprar, por suerte, pese a ser una mañana de enero no hacía casi frio así podía lucir su abrigo rojo sin preocuparse por taparlo con la bufanda.

Caminó varias calles hasta llegar a su destino, una pequeña tienda de cosmética natural que aguantaba el paso del tiempo, quizás por ser un negocio familiar o por la curiosa casualidad de que sus dependientas eran todas mujeres de la misma familia. Según contaba su actual dependienta, en esa familia no nacían niños.

Había decidido publicar en su columna la historia de esa familia y allí estaba, delante de la puerta cerrada con el cartel de “vuelvo en cinco minutos”, una libreta de tapa dura en la mano y cara de no estar muy segura si era una buena idea.

La joven castaña llegó por detrás y la saludó con un fresco “Hola”.

-Las naranjas estaban de oferta en la frutería y me he escapado a por unas cuantas. -Dice enseñando la bolsa que cargaba donde había casi tres quilos en naranjas, grandes y brillantes. -Pasa, pasa, ¿que necesitas hoy? -La muchacha la mira divertida mientras le abre la puerta para que pase.

Mientras ella apretaba la carpeta cada vez más nerviosa.

-Un pintalabios…y necesito colorete…-va dejándose ayudar por la dependienta, hasta que consigue el suficiente coraje, coge aire. – ¿Puedo hacerte una entrevista para el diario local?

Como si pasara un ángel se hace un silencio, pero la risa cristalina de la joven la invita a sentarse tras el mostrador donde hay siempre dos sillas.

-Claro que puedo, siéntate y pregúntame. -Dice poniéndose delante de la joven periodista

– ¿Es cierto que en toda tu familia solo sois mujeres? – la joven castaña la mira y asiente, con prisa la periodista apunta en el cuaderno y prosigue con la siguiente pregunta. – ¿Hay alguna leyenda al respecto?

La chica la mira sorprendida y asiente.

-Dicen, que hace tantos años como mis antepasados construyeron esta casita, se construyó encima de un nido de gnomos, al liberar a las hadas de su molestia recibimos la bendición de un hada, a cambio solamente podemos tener niñas.

La periodista lo escribe todo muy rápido y la mira mientras habla.

-También, tenemos que lidiar con que a veces desaparezcan cosas, los gnomos a veces traviesos rompen cosas que tenemos que reparar.

Escépticamente la periodista apunta en la libreta cuando empieza a entrar gente, mientras espera para seguir con la entrevista, por el rabillo del ojo, un ser pequeño parecido a un ratón sin pelo se acerca a los cables y los muerde.

La periodista da un saltito para avisar que tiene ratones, pero la dependienta niega con la cabeza mientras se disculpa con el cliente.

-Lo siento, no me funciona el ordenador, se ha apagado de repente, últimamente le pasa muy a menudo, ¿Me puede pagar mañana? – se despide del cliente con una sonrisa mientras abre el cajon y empieza a conectar el cable nuevo.

– ¡Tienes ratones! ¡Yo lo he visto! -Dice nuestra protagonista a lo que la otra joven solo se ríe quitándole hierro al asunto.

– Los ratones tienen pelo…-se ríe y le guiña un ojo. Aunque su expresión calma a la pena. -Tengo que cerrar…tengo un recado, ¿podemos seguir otro día?

-No te preocupes, tengo todo lo que necesito, gracias. -Dice un tanto confusa y poniéndose el abrigo rojo sale de la pequeña tienda, y aunque le parece ver un fulgor enfila camino a su casa con la ilusión de crear un gran reportaje para el pequeño diario de la ciudad.

Reto 2: Escribe una historia sin un solo adverbio -mente